viernes, 1 de marzo de 2013

Capítulo IV: Arnau


Capítulo IV: Una semana después

—Mis padres no dejarán su muerte sin venganza, buscaran hasta encontrar quien la asesinó, puede que pronto nos encuentren o puede que ya lo hayan hecho.
—Tanta preocupación es innecesaria, Axel, ellos están detrás de un asesino, no de su propio hijo, —dije con voz cansada, ya no quería escuchar sus quejas, había pasado toda la semana preocupándose por eso.
—Bueno, el problema está en que estoy viviendo con un asesino.
—Un asesino a sueldo, no creo que piensen que alguien quería matar a su preciada hija, creerán que fue un fatídica coincidencia.
—Bien, pero si aparecen y nos atacan no digas que no…
La frase quedó cortada por un fuerte sonido en la puerta delantera. Estábamos en la granja entrenando, el lugar más tranquilo que se podía encontrar en todo Dextor, nadie se atrevía a visitar la granja sin algún motivo, eso fue lo que causó que Arnau se sobresaltará, no esperaba que nadie los molestase ese día, y mucho menos en ese lugar.
Las armas aparecieron en nuestras manos con gran velocidad y nos mezclamos con las sombras, buscando a nuestros atacantes. Escuchaba las pisadas en el nivel inferior, los pies que no conocían esta madera la hacían crujir con cualquier mínimo movimiento. Al parecer Axel tenía razón, odiaba que tuviera razón, si sobrevivíamos a esto se pondría insoportable.
Esperé junto a las escaleras escondido en las sombras, Axel estaba frente a mí, estaba claro que los atacantes sabían que estábamos en la casa, pero no sabían en qué punto exacto nos encontrábamos en ese instante, pero yo sí sabía dónde estaban ellos, los escuché subir las escaleras con cuidado, pero sus pisadas hacían crujir la madera vieja. Indiqué con los dedos un tres, Axel asintió e indicó un uno a su vez, esta vez yo asentí, tenía que atacar a dos enemigos mientras él se encargaba de uno, el problema sería evitar que dos fueran contra él, en ese caso habría problemas.
Era hora de actuar, todas las técnicas de pelea recorrieron mi mente, llenándola, sospeché que lo mismo sucedía en la cabeza de Axel, cuerpos tensos, listos para pelear.
Y los vi. Eran tres enormes vampiros con armas rudimentarios, asesinos novatos que se creían lo suficientemente fuertes como para acabar con un profesional y su aprendiz.
Dejé que subieran más y me colé a sus espaldas. El primer golpe fue contra la espalda del que parecía ser el líder, soltó un gruñido y el caos se desató.
Colmillos, sangre, golpes, patadas, ataques… Las cosas sucedían tan rápido que costaba seguir el ritmo, en un momento estaba peleando contra uno, al siguiente pateaba a otro. Sentía los golpes pero no me dolían. La furia vampírica estaba desatada. Axel y yo peleando como un equipo contra tres contrincantes individuales, era evidente que era la primera vez que trabajaban juntos.
Sentí un verdadero ataque vampírico en el brazo, los dientes lacerándome la piel expuesta del antebrazo, eso no tendría perdón, moriría por haberme mordido.
Ataque al tipo que me había mordido, rodamos por el suelo, sentía los golpes, los gruñidos retumbaban a través de mí. Perdí un cuchillo que quedó enterrado en la garganta de tipo sobre mí. Me lo quité de encima con un gruñido, la sangre me caía por el brazo, tenía un corte en la cabeza, mi vista estaba cubierta por una película roja, todo tenía un tinte rojo, la sangre se veía brillante, todo menos los ojos turquesa.
Todo, incluso los dos tipos que habían acorralado a Axel contra la pared, maldición, lo dejé solo, un novato contra dos novatos, corrí y salté sobre uno de los atacantes en el momento en que el otro atacaba la garganta de Axel intentando morderlo. Tiré mi último cuchillo contra la cabeza del vampiro que iba contra Axel y sentí la embestida del otro, perdí el aire y caí de espaldas sobre el suelo con la enorme bola de músculos sobre mí, me golpee la cabeza con fuerza ocasionando que el rojo en mi vista se llenara de manchas negras, podría jurar que en ese momento escuché pájaros cantar y que vi estrellas flotar sobre mi cabeza.
Apreté los dientes con fuerza y obligué a mi cuerpo a moverse. No tenía armas, estaba golpeado y había perdido sangre, mi única esperanza era haber acabado con el otro vampiro para dejarle libre el camino a Axel y que pudiera venir en mi ayuda. Odiaba admitir que ocupaba ayuda, pero la fuerza se me estaba agotando cada vez más rápido.
Doblé la rodilla y le di en las costillas al tipo sobre mí, lo golpee con menos fuerza de la esperada, pero no me iba a rendir, seguiría luchando aunque muriera en el intento.
El peso sobre mí desapareció permitiéndome respirar, era extraño, no había sentido que me hacía falta el oxígeno, me giré y escupí un poco de sangre. Escuché que la batalle seguía pero el sonido era más débil, solo dos voces gruñendo.
Me agarré el abdomen con un brazo mientras me ponía en pie, no me quedaría en el suelo para que me siguieran golpeando. Mis piernas estaban débiles pero lograron sostener mi cuerpo, no caería, no lo haría.
Apoyé la mano libre en la pared más cercana y volví a escupir más sangre que se había acumulado en mi boca. Enfoqué la vista y logré ver que la lucha entre Axel y el desconocido estaba bastante mal: ambos estaban sin armas.
Me acerqué al primer asesino que maté y arranqué el cuchillo que había dejado en su garganta. No podía fallar.
Apunté lo mejor que pude y tiré el cuchillo.
Axel lo agarró, claro que había apuntado mal, pero no había sido una acción inútil. Vi como el arma se enterraba en la mandíbula del novato hacia arriba, era un arma larga, pudo haber llegado a su cerebro, pero eso no importaba mucho, había muerto.
Me tiré apoyado contra la pared, Axel cayó junto a mí, heridos, pero vivos.
—Te debo mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario